Antonio Carrasco ayuda a los minusválidos.
Antonio Carrasco ha estado ayudando durante todos estos años al deporte español minusválido, creando un polideportivo para deportistas minusválidos.
Todo empezó hace 15 años, cuando se dio cuenta que había gente a la que tenía que ayudar. Como a él le gustaba mucho el deporte minusválido y veía que en su tierra no estaba muy reconocido decidió hacer algo por los deportistas minusválidos. Una acción que en mi opinión es algo muy valiente por su parte y un símbolo de que es una persona con un gran corazón.
Antonio se puso a pensar durante algunos meses sobre lo que necesitaban aquellos minusválidos, hasta que un buen día se le ocurrió que lo que necesitaba un deportista era un lugar donde hacer deporte y eso fue lo que hizo. Construyó un polideportivo sólo para minusválidos. Pienso que tardó demasiado en darse cuenta lo que necesitaban ya que era tan evidente, aunque también realizó una buena acción.
“El calvete pensativo” que era
como le llamaban sus amigos, un nombre un poco ridículo, estuvo otros meses
hablando con diferentes constructoras buscando la mejor pero también que fuera
económica, algo que creo que era bastante importante. También habló con
especialistas de materiales deportivos para minusválido y a parte contrató a un
contable que le llevara las cuentas. Pienso que Antonio tenía un gran interés
por estas personas, aunque también creo que se lo tomaba demasiado a pecho.
Todo esto le iba a costar varios
miles de euros, algo que creo que era un gran esfuerzo económico. Como no tenía
tanto dinero reunió a sus amigos para pedirles ayuda económica, algo que creo
que era bastante embarazoso. Antonio les explicó el proyecto y el motivo de la
ayuda económica, sus amigos, en seguida dijeron que sí, algo que pienso que es
muy bonito por parte de sus amigos y que refleja la amistad que tenían.
“El calvete pensativo” estaba
contento pero le iba a surgir otro problema. Algo que en mi opinión me parece
bastante injusto.
Antonio con el dinero que había
reunido se fue al ayuntamiento para que le dieran permiso para construir en ese
terreno. El ayuntamiento le dijo que no, aunque más adelante le iba a decir lo
contrario, él se quedó destrozado, pero no se rindió, creo que fue muy heroico
por su parte. Fue reuniendo a cada familia que tenía algún pariente, hijo,
padre minusválido y convocó una manifestación delante del ayuntamiento.
La gente empezó a gritar: “Antonio
el mejor”, “Antonio, amable, no como el alcalde”…. Creo que el pueblo le quería
mucho y eso se lo merecía. Antonio empezó a ver que la gente estaba apoyándolo,
pero no ocurría nada. Él esperó y esperó hasta que de repente salió el alcalde
por la puerta principal del ayuntamiento, mientras qué se oían las campanas: ¡Din-Dong!
¡Din-Dong! El alcalde se dirigió hacia Antonio y le dijo “Antonio, aquí
tienes el permiso de construcción”. Todo
el mundo se gritó, Él llorando le dijo a todo el mundo, “ya está, lo hemos
conseguido”. En mi opinión fue una victoria merecida, arropada por el coraje y
el gran corazón de una persona.
Llamó a la constructora y en
cuanto llegó se pusieron manos a la obra. Antonio Carrasco había ganado gracias
a su coraje, amor por los demás y su gran corazón. Nunca hay que darse por
vencido y menos si es por una buena causa, tal como hizo Antonio Carrasco.
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